martes, 13 de diciembre de 2016

Manque pierda




       En un rincón, guitarrista y palmeros. Quietos. Silencio. Empieza el cante.

       Si hay un argumento en contra de la libertad de Voluntad y a favor del determinismo, encontramos al Betis, su historia y su precaria existencia, como exponente y ejemplo de tal argumento.

       Pero no solamente son mis dudas sobre el determinismo lo que me atrae hacia la paradójica bética; también la superstición, el misticismo, el misterio metafísico que encierra la entidad verdiblanca. Estudiar al betis es estudiar todo un capítulo teológico.
       

       Fue Alejandro, el conquistador,  quien puso la maldición: "No morirás Betis, como intentas. Puedes estar seguro que sufrirás todos los tormentos imaginables".


       Y el Betis, aunque había perdido, no se arrodilló. Y sus seguidores gritaron un "manque pierda"

       De ahí, y desde entonces, procede todo...

       Empieza el llanto de la guitarra, de lejos...soleá por bulerías.

       No hay que darle más vueltas. El espíritu del Betis, indomable guerrero, en una reencarnación surrealista, se antropomorfiza en la organización deportiva que hereda así la maldición de Alejandro.

       ¿Qué Dios, cual mago, podrá librarlo de tal maldición? No es fácil cambiar esa mentalidad manque-perdedora, espartaca, orgullosa de ser esclava del destino y dispuesta a morir por ello.

       Lo mismo podemos decir de los jugadores, mas no de los presidentes. Aunque éstos son efectos, (no causas), que reflejan simplemente la voluntad de los borregos verdiblancos. Los que rompen los carnets. Los que gritan: "manque pierda".

       Cuando lo que hace falta es gritar: ¡Basta!

       Los problemas del betis son endémicos, muy arraigados en su tradición, con una idiotez idiosincrática que los optimistas llaman solera, cuando solamente es aguardiente de garrafa.

       Pero todo no está perdido, ya que de toda circunstancia se puede sacar provecho, y hay vida mientras se tenga esa raya de esperanza en el uniforme.

       Comienzan las palmas, la guitarra sigue llorando monótona, a ritmo...

       El Betis necesita una limpieza biofísica general, una revolución psicológica, una nueva cosmología que le dé nuevos rumbos y ritmos. Meterlo a compás...Porque el betis es un equipo permanentemente fuera de compás.

       Un, dos, tres...

       ¿Qué otra entidad deportiva, plagada de deudas, renueva un estadio que ya de por sí le queda grande? ¿Qué otro equipo al que golean solemne y dominicalmente, a pesar de haber tenido siempre buenos porteros, se empeña en comprar porteros?

       Cuatro, cinco, seis...

       Trae entrenadores de tierras infieles, cuando cualquiera de la localidad garantiza, y por la cuarta parte del dinero, hacer el mismo papel. es decir, ponerlo en segunda.

       Siete, ocho, nueve y diez. Un, dos.

       Con una cantera milagrosa, porque es por milagro y no por diseño que salen buenos jugadores, prácticamente regala jugadores-promesas a otros equipos que después los usan como figuras. Compra entonces figuras de porcelana, que se quiebran en el primer partido y que todo el mundo sabía que iban a quebrarse. Menos los encargados de tales decisiones.

       El Betis viaja como turista despistado en la primera división. Pero fuera de compás. Cuando se encuentra con Barcelona o Madrid, derrocha energía, como buen turista; se embriaga, como buen turista.  ¡Y después viene el Eibar!

       ¡Betis... no sabes quienes son tus enemigos! 

       Te aseguro que no los encontrarás en Madrid o barcelona. Son batallas perdidas de antemano. Úsalas bien, como entrenamiento. Sin arriesgar ni un solo centurión. No rompas a Rubén en el Nou Camp, no rompas a Ceballos en el Bernabeu. Saca a los chavales del banquillo que se vayan fogueando.

       Concéntrate en el Alavés, Gijón, Leganés, Osasuna...que son los que te dan negativitis. 

       ¡Estos son tus enemigos!

       Empieza de nuevo la guitarra, la voz arranca un gemío...

       Vender, si ha de venderse. Explorar las relaciones públicas en el mercado, en las instituciones, en los colegios. Elegir directivos que tengan sentido común; honestos. tan pronto como hagan algo fuera de lo común,  ¡Afuera! Ni tontos ni rateros; no hay tiempo ni ganas para averiguar si son lo uno o lo otro. ¡Afuera!

       
       ¡Viva er Beti!...simple y sin "manques"

       
       
       Me compré una visera de cartón, saqué una entrada de fondo en la calle sierpes, metí el bocadillo de tortilla en una bolsita de el Corte Inglés (porque no había papel de estraza) y me fui andando hacia la Palmera porque no había tranvías.
       



     

     

     

     

     

     


No hay comentarios:

Publicar un comentario