martes, 22 de noviembre de 2016

Híspalis romanae est

                                                                                                                        6ª parte
   

                   Epigrama a Marcus Valerio



     El nuevo procónsul también ha embarcado en proyectos ambiciosos de mejoramiento de la ciudad. Primero empezó con el acueducto, el cual arregló, arrancando todos los áboles y arbustos que crecían cerca  y cuyas raíces podían levantar las piedras, tanto es así que se encontró allí una capillita que no se sabe aún cómo apareció. Pues bien, también limpió los canales de toda clase de hierbas y matojos que allí habían crecido y otros objetos naturales y artificiales que impedían el flujo normal del agua y hacían que esta se derramase, llegando el resto más lentamente y con menos fuerza a la ciudad.

     Muchas de las callejuelas, que más que caminos eras ríos de excrementos y fango, fueron calzadas, ensanchadas donde era posible y se les puso rótulo para que la plebe sepa donde vive. Porque, tú te acordarás que cuando se le preguntaba a alguien por su choza o casa, a veces decían: " Donde hacen y arreglan zapatos", pues ahora pueden decir: "Vivo en la calle Zapatería".

     También se están arreglando los tejados de algunas casas para que no caigan tejas a la calle y para que cuando llueva, el agua se canalice hacia la calle y no inunde la casa como sucedía muy a menudo.  Y al mismo tiempo se hicieron pregones por todas partes de que se prohíbe el arrojar desde los balcones agua sucia o basura a la calle, bajo multa para los que tengan denarios o castigo corporal para los que no puedan pagar.. Aunque la verdad es que nadie hace caso de esta ordenanza. Los romanos se están haciendo la vista gorda en muchas de estas cosas. Pero por lo menos se está intentando cambiar las malas costumbres.

     Se han puesto dos nuevas letrinas públicas para evitar esa costumbre que tiene la plebe de orinar en la pared de una casa y a veces a la vista del público. Pero en general la ciudad apesta menos que antes, los mercados se ven más limpios, hay menos moscas, se ven menos ratas, se puede andar por algunas calles sin necesidad de literas y no hay que dar tanto rodeo para atravesar la ciudad puesto que la mayoría de las calles ya tienen calzada y con el Cardo que han hecho se cruza la ciudad en un santiamén. También han puesto canalillos para que corra el agua y así no se forma tanto charco y fango.

     En cada distrito hay un edil que se encarga de dar la hora del día y por la noche asegura que todas las puertas estén cerradas y solamente los vecinos del distrito pueden entrar pasada la medianoche. Algunos se están tomando esta nueva ocupación muy en serio y mientras uno grita: "Son las once horas y sin novedad", otro más atrevido publica: "Son las once horas y Antonino el barbero se ha ido a ver a su querida". Y puedes figurarte lo que se forma en el distrito y la paliza que le espera a Antonino cuando regrese a su casa. Por eso empiezan a darle propina al edil para comprar discreción.

     Tomando todo en consideración, Híspalis está mejor que antes aunque algunas cosas se echan de menos. Hay más libertad y por consiguiente menos disciplina. Con tanta gente y tantos dioses, tenemos un día de fiesta cada dos por tres. La Floralia se hizo este año en los campos de Sebastiano y con tanta tienda aquello parecía una ciudad y si no fuera por la algarabía de cantes y bailes, hubiéramos pensado que un ejército de borrachos había sitiado a la ciudad. Una ocasión más para para que los señoritos presuman y muestren sus caballos y para que la plebe se divierta comprando por cinco denarios una cosa que no vale dos.

    
    Con esto ya te dejo: Que te bendiga Apolo y te proteja Mercurio haciéndote próspero y permitiéndote regresar pronto a esta tu tierra.



   

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